La vida se conforma de tantos instantes que se nos regalan cada día gratuitamente y se nos escapan o preferimos dejarlos ir sutilmente, porque no logramos verlos o descubrirlos oportunamente y en esa capacidad o negación de profundizar o reflexionar, más aún cuando se nos pretende mover el piso y cuestionar optamos mejor porque pasen, ya sea por miedo o ignorancia, cuando sabemos que en tan solo un instante, las cosas ya no serán como antes.
Con el tiempo eh comprendido que el instante nos resulta terriblemente incierto, si por que nunca sabemos cuándo es o no es, cuando se debe o no se debe aprovechar son tantas las cosas que pueden su cedernos en tan solo un instante de tantos; podemos ganar o perder, avanzar o caer, soltar o sostener, construir o destruir, todo eso y más en tan solo un momento.
Solo al percibir que las cosas pueden cambiar o se están deteriorando, y sentir la inmensa necesidad de reparar o recuperar lo que se nos rompió o perdió en los instantes que derrochamos.
Solo al percibir que las cosas pueden cambiar o se están deteriorando, y sentir la inmensa necesidad de reparar o recuperar lo que se nos rompió o perdió en los instantes que derrochamos.
Luego vivimos recriminándonos y deseando con ansias que vuelva otra vez a suceder y resulta que jamás regresa y menos como uno desearía.
Tal vez solo ahí es que nos la mentaremos, de tantos momentos que pudimos vivir, de todos los que se nos fugaron, de aquellos en los que no usamos nuestros sentidos y de los que desaprovechamos, y es quizás cuando aprendemos a valorar cada uno de los instantes que sin pedirlos, Dios nos ha regalado..
Con el tiempo eh comprendido que el instante nos resulta terriblemente incierto, si por que nunca sabemos cuándo es o no es, cuando se debe o no se debe aprovechar son tantas las cosas que pueden su cedernos en tan solo un instante de tantos; podemos ganar o perder, avanzar o caer, soltar o sostener, construir o destruir, todo eso y más en tan solo un momento.
Solo al percibir que las cosas pueden cambiar o se están deteriorando, y sentir la inmensa necesidad de reparar o recuperar lo que se nos rompió o perdió en los instantes que derrochamos.
Solo al percibir que las cosas pueden cambiar o se están deteriorando, y sentir la inmensa necesidad de reparar o recuperar lo que se nos rompió o perdió en los instantes que derrochamos.
Luego vivimos recriminándonos y deseando con ansias que vuelva otra vez a suceder y resulta que jamás regresa y menos como uno desearía.
Tal vez solo ahí es que nos la mentaremos, de tantos momentos que pudimos vivir, de todos los que se nos fugaron, de aquellos en los que no usamos nuestros sentidos y de los que desaprovechamos, y es quizás cuando aprendemos a valorar cada uno de los instantes que sin pedirlos, Dios nos ha regalado..
No hay comentarios:
Publicar un comentario